Devocional 03/01/2011
Eclesiastes 8:2-8
Ecl 8:2 Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios.
Ecl 8:3 No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere.
Ecl 8:4 Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces?
Ecl 8:5 El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.
Ecl 8:6 Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él;
Ecl 8:7 pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?
Ecl 8:8 No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.
Existe un dicho popular que reza: Todo lo que comienza mal, termina mal.
En este sentido, es correcto iniciar nuestro nuevo año, dirigido por Dios, a través de la obediencia a Sus mandamientos. Muchos dirán, se escribe o se escucha fácil, pero la práctica es lo arduo, es cierto; pero si permanecemos en Su Presencia (8:3), Su santidad y poder nos aleja de todo camino de maldad (8:5), porque El con Su Autoridad, con Su Potestad lo domina todo. Se que hay momentos en los que es difícil obedecer, porque no se entiende la situación, queriendo comprender al Dios Infinito con nuestra mente finita. La Obediencia implica Sujeción, y ésta a su vez, Lealtad, y todo en conjunto nos habla de algo muy importante, y es que para obedecer no es requisito entender, sino dejarse guiar por Dios. A veces Dios nos conduce por sendas misteriosas, pero debemos confiar que El quiere lo mejor para nosotros, pues, El tiene pensamientos de bien para nosotros.
Así que entreguemos a Dios este nuevo año 2011, en Obediencia a El, a sus mandamientos, dejándonos guiar por El en todo momento, a través de la Palabra, la Oración y el Servicio.
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